"(...) Se por um lado é espantoso que a família tenha mantido a obra de HO numa casa do Jardim Botânico, por outro é igualmente aterrador que nenhum grande museu do país tenha feito uma proposta concreta - e sustentada pelo poder público - para abrigar a obra do artista em regime de comodato, dando a ela toda a visibilidade e a segurança que um acervo como o de Hélio merecia. (...)"
Daniela Name no seu blog Pitadinhas, comentando o recente incêndio que dizimou as obras de Hélio Oiticica.
No último mês, várias notícias atingiram em cheio os brasileiros pelos principais meios de comunicação. Algumas delas demandaram pesquisa pelos seus autores e longos textos (não chatos), explicando o porquê dos acontecimentos; outras, com textos enxutos e eficazes, transmitiram suas idéias e acontecimentos.
Cada importante notícia, como tinha que ser, foi acompanhada de editoriais dos grandes jornais, capa de revistas semanais e foi alvo de artigos de pessoas renomadas em seus campos de atuação.
Não se limitaram somente ao papel. Rádio, televisão e, óbvio, internet também veicularam as notícias e chamaram seus comentaristas para darem opinião nos assuntos que abalaram o Brasil, social e politicamente.
Estou me referindo, principalmente, ao caso do médico Roger Abdelmassih e da compra pelo Brasil dos caças e submarinos franceses. Mas poderia estar falando da diplomacia em Honduras, dos reflexos da crise econômica, ou do novo ENEM, que, se pensarmos bem, pode refletir e muito na qualidade de nossos futuros profissionais.
No primeiro caso, é nítido que, se provada a culpa do médico, estaremos à frente de uma barbárie social. Uma monstruosidade comparável aos casos Nardoni e Suzane Richthofen. Os reflexos podem mudar a ética médica e, quem sabe, forçar uma reforma no já antigo Código Penal.
No outro caso, a União está preferindo gastar bilhões com a defesa nacional em vez de investir na educação e saúde. Nossos valores estão invertidos? Para definir o absurdo desse investimento, cito um comentarista da Rádio Eldorado, de quem infelizmente não sei o nome: "não sabia que o Brasil estava sendo ameaçado". Isso sem entrar na questão de como a negociação foi levada pelo governo brasileiro...
Mas este é um ponto de vista. Como dito antes, várias são as vertentes e inúmeras são as variáveis. Por que as pacientes demoraram tanto para aparecer? Será que é verdade? Querem extorquir o médico rico e famoso? Acho que não, mas tudo tem seus dois lados, não?
E não deveria o Brasil ter equipamentos modernos de guerra para eventual defesa? Ou ataque? Um país que sonha com maior peso político internacional precisa defender o interesse nacional.
A diversidade de opiniões é muito importante para o crescimento da cultura. Não podemos viver sem questionar o passado, pensar no presente e cuidar do futuro. Somente muitas idéias e pontos de vista fomentam a discussão e fazem com que o brasileiro se conscientize.
Em contraste a este excesso de meios de proliferação da informação estão alguns futurólogos que anunciam o fim dos jornais, blogs e outros meios de comunicação. Para eles estamos na era do Twitter. Porém, é difícil alguns caracteres expressarem ideias, mensagens e informação. Não entendo como! E você?
O conceito do Twitter é interessante, mas ele jamais conseguirá a sentença de morte dos blogs, jornais ou qualquer outra mídia.
Em entrevista ao Letras Libres, o crítico britânico James Wood comenta (entre outras coisas) a mania que escritores como Don DeLillo e Thomas Pynchon têm de inserir "historietas" e uma intragável avalanche de informações em seus aborrecidos romances de 500 páginas.
Letras Libres: Esto nos lleva a la noción de "realismo histérico", que introdujiste en un famoso artículo.
Este es otro terreno en el que creo que he sido malinterpretado. Parte de lo que no me gusta del realismo histérico es precisamente el realismo. En otras palabras, lo que no me gusta de algunos de esos libros ― y, de nuevo, pienso cuán grandes son: Submundo de DeLillo, o las novelas de David Foster Wallace, o Against the Day de Pynchon ― es que los veo parcialmente dentro de la tradición del realismo estadounidense, en la cual el escritor piensa: "Debo sumergirme en la realidad norteamericana, debo poner en la novela cuanta información pueda sobre la realidad actual o la historia norteamericana." De ahí el tamaño de las novelas, pero también de ahí su saturación con información, con videófonos semióticos o lo que sea. Lo que no me gusta de estos escritores es que de algún modo parecen haber renunciado al desafío de la forma, que es lo que Henry James decía en uno de sus prefacios: las relaciones humanas no se detienen en punto alguno y el exquisito problema del arte es trazar un círculo dentro del cual parezca que sí. Eso es la forma, ¿no?
Esta es una condición particularmente estadounidense, y quizá se remonta a Whitman, que decía que Estados Unidos era el poema más grande. Si uno dice que Estados Unidos es el poema más grande, lógicamente está diciendo que el poema o la novela tiene que ser tan grande como Estados Unidos. De ahí la continua obsesión con la gran novela norteamericana. Y tan pronto se dice la "gran novela norteamericana" uno comprende que no puede ser de sólo cien páginas. Este es, entonces, un problema del realismo. Sea como sea el modo en que lo esboces, aunque luzcas posmoderno porque estás jugando con el lenguaje y haciendo cien cosas diferentes, sigues siendo realista. Este es un modo de fastidiar a los escritores y críticos estadounidenses: decir "¿Qué es lo nuevo y radical en Submundo de DeLillo?" Se parece a Casa desolada de Dickens. Es un escritor tratando de conectar a la sociedad en diferentes niveles, justo como un escritor victoriano lo hacía con Londres o Balzac con París; está tratando de meter mucha información, mucha historia, y usar un gran lienzo para hacerlo; tampoco hay nada de malo en ello.
Así que la mitad del ataque contra el realismo histérico es un ataque contra el realismo: no se dan cuenta de que son realistas. La otra mitad es contra el aspecto histérico, que no es un costado realista; es esa especie de cosa loca, funky, a lo Rushdie. Viene un poco del realismo mágico, pero también del interés de los escritores contemporáneos por las historietas. Si uno considera a los escritores norteamericanos de mi edad ― como Michael Chabon, por ejemplo ―, uno encuentra que lo que realmente les gustaba cuando niños o adolescentes no eran los libros sino las historietas: Marvel Comics, Superman, etcétera. Y creo que eso se puede ver en su trabajo. Y si a eso se agrega una dosis masiva de televisión y de películas, uno entiende por qué se fugan de la novela. Al menos desde mi idea de la narración.
Letras Libres: Mencionaste a Rushdie: no todos son norteamericanos.
Es verdad, no es un fenómeno meramente estadounidense, y lo he definido en mis ensayos como una exageración en la cantidad de historia, de trama. Ahora bien: vi a Zadie Smith hace un par de semanas en Nueva York y hablamos un poco acerca de todo esto. Me sorprendió ― bueno, en cierto modo no me sorprendió ― descubrir que ella está totalmente cooptada por la neuroestética. Ha estado leyendo cosas acerca del cerebro, la conciencia y demás. Discutimos sobre esto. Ella me dijo: "Esto va a ser una revolución", y yo le dije: "Ya ha sido una revolución." Me contestó: "No, va a significar una revolución en los estudios de literatura de la misma manera en que lo fue Freud. Lo que haremos es convertir la pregunta '¿qué es el yo (the self)?' en algo tan obsoleto y anacrónico como la pregunta del siglo XIX sobre qué es la vida, porque la ciencia revela que se trata sólo de un sistema de procesos." Y yo le dije: "¿Y qué? Eso lo sabemos, lo hemos sabido por un largo tiempo. La neurociencia es esencialmente biología, y el último siglo nos ha mostrado mucho de nuestra biología: nuestros impulsos, nuestros motivos y demás. Freud, después de todo, se pensaba como un científico, un biólogo de la mente, y no destruyó el yo, no destruyó ninguna de las preguntas, no alteró el hecho de que nuestros padres mueren y de que nosotros moriremos." Yo no veo ningún desafío allí, pero ella es diez años menor que yo y, curioso en un novelista, tiene urgencia por deshacerse de la complejidad del yo, y eso se puede ver en sus novelas.
Letras Libres: En How Fiction Works planteas que se trata de un problema técnico: como es difícil seguir creando personajes, surge esta manera de escribir. Pero ¿es sólo un problema técnico? Algunos hablan de crisis cultural, de crisis de los grandes relatos.
No es sólo un problema técnico. Tiene que ver con una suerte de relación moral y metafísica con el yo. El problema es que si dices esto, a mucha gente le parece que estás tratando de aferrarte a las grandes narrativas. Y yo puedo aceptar que han recibido una golpiza, pero ¿qué más podemos hacer? Estados Unidos es un poco diferente a otros países. Los escritores aquí tienden a no tener un sentido histórico tan profundo como en otros sitios, donde una buena cantidad de escepticismo teórico no es incompatible con la seriedad metafísica.
"Para mim, o presente demonstra a tremenda contemporaneidade de Franz Kafka ― a terrível visão que ele, com sua sensibilidade de artista, teve do futuro. Afinal, o que são os campos de concentração senão a materialização do pesadelo kafkiano? E as guerras que se seguiram (e estão aí, até hoje)? As faxinas étnicas, a fome, a violência, o fundamentalismo (venha de onde vier)... ― enfim, toda essa barbárie que nos rodeia e apavora?"
1. Kafka morreu quase anônimo, embora sua literatura o tenha consagrado como um dos maiores autores do século XX. Na sua atual biografia romanceada de Kafka, como fez para harmonizar o homem de vida pacata com o escritor de inesgotável imaginação?
A vida pacata e burguesa de Kafka estava só no exterior... Mas que imenso mundo dentro de sua cabeça! Algo que o torturava e que ele só extravasava por meio da literatura. Sua vida interior era tão densa e criativa que gerou incontáveis estudos. À medida que estudamos Kafka, mais e mais nos enredamos nos seus diversos aspectos: psicológico, social, religioso etc. Sua obra não cabe em nenhuma escola literária ou "categoria". Ele abrange e supera todas... Cada vez que relemos um conto ou romance, novos significados se revelam. É um trabalho sem fim, e apesar de ter lançado recentemente Kafka e a marca do corvo, não consigo parar de estudar o autor... Quase tenho vontade de reescrever meu livro!
2. Modesto Carone, nosso melhor tradutor de Kafka, diz que, para alguns estudiosos da produção kafkiana, o escritor transformou a opressão que sentia do pai na "burocracia opressora" de romances como O Processo. Carta ao Pai é um exagero literário ou valeu a pena, em certo sentido, sofrer para escrever como Kafka?
No meu entender, a burocracia opressora na vida do autor vem desde as normas impostas pela família, especialmente o pai, e também pelas escolas rígidas, pela faculdade de Direito (que seguiu contra a vontade), pelo trabalho (para o qual não se sentia vocacionado, apesar de desempenhá-lo com muita eficiência), pela necessidade de se casar e de constituir família (em oposição ao medo do compromisso) ― enfim, pela "vida regrada" que se esperava de alguém da sua classe social... Tudo isso lhe causava ojeriza. Para a nossa sorte, Kafka transpôs essa ojeriza para a literatura, produzindo obras como O Processo e tantas outras...
Já Carta ao Pai é um monumento literário, uma autobiografia, sem que, aparentemente, esse fosse o objetivo do autor... É um grito desesperado, um desabafo tormentoso, de um filho em busca do pai ― mas escrito de forma brilhante. (Peço desculpas pela adjetivação excessiva, mas ao falar de Kafka só penso em adjetivos e superlativos!)
3. Eu considero que Kafka teve uma existência realmente sofrida, para não dizer trágica, embora tenha produzido como um deus... E você vem de outro livro trabalhoso, que foi Morrer em Praga, sobre um amor, igualmente, trágico... O que essas duas realizações te trouxeram em termos de amadurecimento, como escritora?
Morrer em Praga é um livro também biográfico baseado na vida de J.B. Gelpi (co-autor), que forneceu dados, e escritos em estado bruto, sobre suas experiências desastrosas ― as quais culminaram na morte de uma jovem tcheca... Eu transformei essa história num romance. Foi, sem dúvida, um trabalho enriquecedor, pois escrevi em primeira pessoa, como se adotasse a persona do biografado ― que, por sinal, teve uma existência conturbadíssima...
Mas Kafka foi uma experiência única: um mergulho na angústia, na depressão, na culpa, nas frustrações, na doença e, principalmente, na obra de um dos maiores escritores de todos os tempos. Ninguém passa impunemente três anos estudando, e escrevendo, sobre Kafka. Se o trabalho é feito com dedicação e seriedade ― como no meu caso ―, o amadurecimento vem por si só...
4. Kafka dizia preferir os livros perturbadores. Numa época como a nossa ― em que os consumidores querem ser adulados o tempo todo (vide a autoajuda) ―, como apresentar, principalmente no Brasil, um autor que não tinha uma visão esperançosa do mundo e que, com sua percepção bastante aguda, previu horrores como o holocausto?
Se você observar, nas bancas de revistas, verá o olhar penetrante e inconfundível do Gênio de Praga ― em títulos de revistas, e de livros, voltados a literatura. É bem verdade que grande parte dos leitores ― num País em que pouco se lê ― prefere literatura "ligeira", best-sellers ou mesmo fórmulas de "bem viver", ditadas por um guru qualquer...
Porém, o número de livros que vêm sendo publicados sobre Kafka ― inclusive em edições populares ― nos faz pensar que, felizmente, há mais coisas entre o céu e a terra... Para mim, isso demonstra a contemporaneidade de Kafka, da terrível visão que ele, com sua sensibilidade de artista, teve do futuro. O que são os campos de concentração senão a materialização do pesadelo kafkiano (como digo, aliás, na introdução do meu livro)? E as guerras que se seguiram (e estão aí, até hoje)? As faxinas éticas, a fome, a violência, o fundamentalismo (venha de onde vier) ― enfim, toda essa barbárie que nos rodeia e apavora?
5. Admiro sua disposição em participar de eventos, divulgando, incansavelmente, seus livros e suas realizações como escritora. Kafka morreu quase inédito, e não iríamos conhecê-lo se não fosse por Max Brod, amigo que o desobedeceu (e que, justamente, não queimou sua obra). Kafka, se vivesse hoje, teria de mudar seu temperamento, ou morreria quase inédito, mais uma vez?
Se um escritor hoje não se dispuser a participar de eventos de divulgação de sua obra, morrerá desconhecido ― junto com todo o trabalho e a frustração de ver naufragar um projeto de vida...
Quando se escreve, se quer compartilhar naturalmente o resultado. (Assim como em qualquer arte.) Nunca vi um pintor que escondesse um quadro ou um músico que tocasse apenas no quarto. (A menos que tenha muito medo da crítica, ou do julgamento dos demais...)
O mesmo acontece com a escrita: tanto trabalho é feito na elaboração de um livro. Primeiramente pela necessidade de escrever (e, óbvio, pelo prazer pessoal). Mas, depois, porque a obra tem de seguir seu caminho: sair das mãos do criador e ganhar vida independente.
Kafka, por exemplo, ficava frustradíssimo quando não conseguia publicar um livro! E só teve a sexta parte de sua obra editada em vida... Mesmo assim com a ajuda de Max Brod, que o apresentava a editores... Ele procurava divulgar sua obra, sim! Tanto é que fazia "leituras públicas" com certa regularidade ― causando, inclusive, mal-estar na plateia... Quando leu Na Colônia Penal, algumas senhoras se retiraram, e pelo menos uma delas desmaiou...
6. Vi você na televisão, falando sobre Morrer em Praga, com a participação de João Baptista Gelpi, que te chamou para escrever o livro a quatro mãos. Neste seu Kafka, você frisa que quis ser totalmente fiel à história, apesar da disposição em romanceá-la. Descrever a realidade é sempre um bom desafio para um ficcionista?
Escrever biografias, sim ― especialmente quando se trata de um autor como Kafka. A ideia de fazer um "romance biográfico" foi um desafio que me custou muitas noites de sono.
Teses, biografias e estudos sobre o autor existem aos milhares, mas escrever um romance sobre sua vida, sem falsear os fatos, acho que o meu é o único caso...
Sendo um romance, tinha de haver um narrador e, claro, diálogos. Mas eu não queria colocar quaisquer palavras na boca de Kafka... Até que me ocorreu montar situações na qual ele falava diretamente com sua família, com seus amigos, parentes etc. ― usando o que já constava do seu vasto material epistolar, nos Diários e na recorrente Carta ao Pai.
(Até mesmo as expressões que o pai costumava usar, para intimidar os filhos, e os empregados, foram reproduzidas em forma de falas...)
O compromisso com a realidade, ao se fazer uma biografia, cresce na proporção da importância do biografado. Você fica com pouco espaço para a "invenção"... Já na ficção ― pura ―, a liberdade é total...
7. Você já deve ter pensado nisso, mas eu gostaria de te perguntar mesmo assim... Morrer em Praga e o novo Kafka têm, ainda em comum, a mesma cidade. Você acredita que Praga inspirou, de alguma forma, a produção bastante desencantada de Kafka, assim como, de alguma forma também, serviu de cenário para o amor trágico de J.B. Gelpi?
Na produção da obra kafkiana, sem dúvida Praga teve um papel fundamental. A cidade e o autor se confundem, se imbricam, e ele não consegue fugir daquela "mãezinha que tem garras". Ainda que em nenhuma de suas obras ele nomeie a cidade, Praga está presente no clima quase fantasmagórico de sua produção. Numa carta a Oskar Pollak, um de seus maiores amigos, refere-se a "pontes escuras", "santos iluminados fracamente", "céus cinzentos", "igrejas com torres sombrias" e a uma pessoa que se debruça sobre o parapeito no final do dia, olhando a água, com as mãos apoiadas em velhas pedras... Onde seria isso senão em Praga?
Além do mais: há toda a contradição de uma cidade tcheca, de fala alemã; um país sob o domínio do decadente Império Austro-Húngaro, onde nacionalistas buscam a liberdade; um bairro judeu, do qual os judeus procuram se afastar. (Essas ambiguidades se expressam claramente na obra do autor.)
Já no caso do J.B. Gelpi, acho que Praga pode ter contribuído de modo indireto para o final trágico: era uma cidade recém-saída do regime comunista, triste e escura ― sem dúvida, um palco propício para uma história de amor e morte. Mas não acho que ela tenha sido preponderante...
8. Nessa sua disposição de trabalhar, como escritora, em todas as mídias, você está na internet, participa de eventos literários e, inclusive, lançou um audiolivro. Queria que dividisse, conosco, suas impressões sobre novos "leitores" (eletrônicos), como o Kindle, e esta nova fase do "livro eletrônico". Qual a sua expectativa em relação às novas mídias?
A minha disposição em participar de todas as mídias é bastante relativa... Acontece que as novidades estão aí ― e precisam ser experimentadas! É como o computador: no começo, foi ― para mim ― quase um mal necessário; hoje, é uma paixão (não imagino como tenha vivido tanto tempo sem...).
No mais, confesso que não me atualizei muito para além da internet ― e do audiolivro. Uso (pouco) o Twitter, o Facebook e mesmo o Skype ― apenas para bater papo com os amigos e, não, como instrumento de trabalho...
Ainda sobre o audiolivro, foi uma experiência boa ― pois o meu audiolivro foi o primeiro ― e não sei se o único ― a ser totalmente dramatizado no Brasil... (Cada personagem foi interpretado por um ator diferente etc.)
Contudo, para mim, o carro chefe é, e sempre será, o livro em papel ― que tem cheiro, gosto, peso...
9. Sempre lembro que você é uma "cria" das oficinas literárias, onde trabalhou seus primeiros textos e onde começou a publicar. Ao mesmo tempo, carrega uma bagagem de produção de textos, mesmo que técnicos, por ser advogada. O que aconselharia, em termos de formação e de prática, a um escritor que deseja começar ou começar a publicar?
Leia, leia muito. E, se quiser escrever mesmo, compre um lápis vermelho para cortar os excessos do texto. Reescreva sempre. Ah, faça também um "exercício de paciência e humildade", ao se deparar com a dificuldade de ver seu livro publicado... Aceite críticas e sugestões (se pedir a opinião de outra pessoa) ― ou, ao menos, pense a respeito (antes de "fincar o pé" no que você escreveu)...
Por fim, tenha uma outra profissão que garanta a sua subsistência ― pois de literatura (assim como de amor) ninguém vive, exceto um ou outro...!
