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Terça-feira, 10/5/2016
80 anos de Alfredo Zitarrosa
Celso A. Uequed Pitol

Neste ano de 2016 - mais precisamente, no dia 16 de março - o cantor e compositor uruguaio Alfredo Zitarrosa completaria 80 anos.

Ao contrário do que acontece a muitos cantores, este montevideano criado nos pampas uruguaios descobriu-se músico um pouco tarde: sua estréia foi no Peru, em 1963, onde apresentou-se em um programa de televisão. Até então, Zitarrosa era radialista, escritor – ganhou um prêmio pelo livro “Explicaciones”, de 1959, que entretanto jamais foi publicado – e jornalista do mítico semanário uruguaio “Marcha”, um dos melhores jornais independentes deste continente. A apresentação, que só ocorreu por insistência de um amigo, foi um sucesso e deu início uma carreira cheia de êxitos, que nem exílio forçado pela ditadura uruguaia (à qual se opunha) e o banimento de suas músicas das rádios puderam impedir: canções como “Candombe del olvido“, “Guitarra negra” e “El violín de Becho” são conhecidas em toda a América e fazem parte de qualquer seleção do melhor cancioneiro latinoamericano do século passado. Em 1984, voltou ao seu país, e uma multidão lotou as ruas da rambla montevideana para recebê-lo. Cinco anos depois sofre um infarto, que o vitimará em poucas horas.

Um de seus amigos, o poeta Washington Benavides, definiu-o certa vez como “um homem renascentista, atento a tudo aquilo que pode mudar uma vida”. Uma mirada por sua obra dá mesmo essa impressão: ela compreende seus quarenta discos, gravados entre 1965 e 1988; seus ensaios filosóficos e artísticos, reunidos no volume “El ofício del cantor”; e seus contos, presentes em “Fábulas materialistas”. Foi publicada também uma seleção de suas reportagens e artigos em “Marcha”, onde podemos encontrar uma memorável entrevista com o escritor uruguaio Juan Carlos Onetti. Lá pelas tantas, o então jovem Zitarrosa pergunta ao autor de “O Poço”, não sem certa petulância, porque achava que era tão famoso. Ao que Onetti lhe respondeu:

“Porque la fama es puro cuento”.

O caso do próprio Zitarrosa viria a invalidar esta regra.

E, para citar outro que a invalida, deixamos aqui um candombe de Zitarrosa em homenagem a Garrincha, gravada em 1987:

https://www.youtube.com/watch?v=B48AruPfEtA

Lo lleva atado al pie, como una luna atada al flanco de un jinete,
lo juega sin saber que juega el sentimiento de una muchedumbre,
y le pega tan suave, tan corto, tan bello,
que el balón es palomo de comba en el vuelo,
y lo toca tan justo, tan leve, tan quedo,
que lo limpia de barro y lo cuelga del cielo,
¡y se estremece la gente, y lo ovaciona la gente!

Lo lleva unido al pie, como un equilibrista unido va a la muerte,
lo esconde –no se ve–, le infunde magia y vida y luego lo devuelve,
y se escapa, lo engaña, lo deja, lo quiere,
y el balón le persigue, le cela, le hiere,
y se juntan y danzan y grita la gente,
y se abrazan y ruedan por entre las redes,
¡y se estremece la gente, y lo ovaciona la gente!

¿Quién se llevó de pronto la multitud?
¿Quién le robó de pronto la juventud?
¿Quién le quitó de un golpe el hechizo mágico del balón?
¿Quién le enredó en la sombra la pierna, el flanco y el corazón?
¿Quién le llenó su copa en la soledad?
¿Quién lo empujó de golpe a la realidad?
¿Quién lo volvió al suburbio penoso y turbio de la niñez?
¿Quién le gritó en la cara: –Usted no es nada, ya no es usted?
Ya no es usted, señor, ya no es usted.*

El último balón lo para con el pecho y junto al pie lo duerme,
lo mira y sólo ve cenizas del amor que estremeció a la gente,
y lo pierde en la hierba, lo deja, lo olvida,
no lo quiere, le teme, no puede, no atina,
y se siente de nuevo enterrado en la vida,
y el balón se le escapa entre insultos y risas,
¡y se enfurece la gente, y le abuchea la gente!

¿Quién se llevó de pronto la multitud?
¿Quién le robó de pronto la juventud?
¿Quién le quitó de un golpe el hechizo mágico del balón?
¿Quién le enredó en la sombra la pierna, el flanco y el corazón?
¿Quién le llenó su copa en la soledad?
¿Quién lo empujó de golpe a la realidad?
¿Quién lo volvió al suburbio penoso y turbio de la niñez?
¿Quién le gritó en la cara: –Usted no es nada, ya no es usted?

Ya no es usted señor, ya no es usted…

Celso A. Uequed Pitol
Canoas, 10/5/2016

 

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